VIVIENDO CON LA TORMENTA

El cielo tiene un extraño color grisáceo y no hace falta poder oir para darse cuenta que la tormenta no es que haya llegado, sino que vive en el sofá, en la cocina y en cada una de las baldosas de la casa. ¿Como hemos podido llegar a este punto? ¿Como hemos dejado que un dulce y bonito día se convierta en esa tremenda pesadilla? Cada vez que mira ese collage de fotos de cuando era pequeña se le saltan las lágrimas de pensar que una vez fueron felices, que una vez se quisieron, o por lo menos, se toleraron. El teclado ya se está empezando a mojar... Quizás sea mejor llorar hasta no poder más, llorar hasta que te duelan los ojos y te despiertes con ellos hinchados. Pero tiene la sensación que por más que lo haga, no parará. 

Una imagen se recrea en su mente. Como si de una tercera persona se tratase se ve desde la lejanía, sentada en su cama con el ordenador en su regazo. No hace falta decir nada para saber que todo va mal. Lo peor de todo es que ella no quiere acabar igual. Puede que sea hora de que le aparten de la sociedad. Puede que sea mejor encerrarla bajo ocho llaves y que nadie pueda acercarse a ella. 

De repente siente repulsión hacia ella misma. ¿Por qué no podrá ser un poco menos sentimental? ¿Por qué no podrá sentirse menos involucrada? Y se encuentra envidiando a la gente fría y distante. Se encuentra envidiando a todas y cada una de las personas que existan que no lloran aunque estén tristes, que no entran al trapo cuando hay una pelea directa. Si eso significa sacrificar un poco de risa, adelante. Llévatelo todo y no me dejes nada. Le encantaría ser de hielo por un momento. Que no le afectaran tanto las cosas... Y por más que lo intenta no lo deja atrás, por más que lo intenta no puede olvidar nada de lo que ha pasado. Le gustaría hacer borrón y cuenta nueva, pero su endiablada cabeza no le deja. Quiere que se lleven la pena, quiere que se lleven el dolor, pero sobre todo quiere que ellos no sufran. Se merecen ser felices y por muy mala que ella haya podido ser, también se merece un poco de felicidad.

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