PASOS EN EL CORAZÓN
Allí estaba ella, sentada en la oficina esperando que se movieran las agujas del segundero. Muchas veces había pensado que no merecía la pena, que no le quería, que había muchos más y que no servía para nada que no fuera para hacerse daño a ella misma. Y sin embargo, ese ruido en el pasillo le dio un vuelco al corazón y no le dejó ni respirar por unos instantes.
Parecía algo innegable, y por mucho que estuviera en contra de sus sentimientos, por mucho que supiera que, por lo menos durante un tiempo más, le iba a traer por la calle de la amargura, no podía negárselo a ella misma. Podría decir lo que quisiera delante de la gente. Podría hacerse la dura, podría hacerse la interesante, la comprensible, la graciosa o como que la cosa no le afectaba ni iba con ella. Pero en ese momento que el corazón le dio un vuelco al corazón, se dio cuenta que estaba absolutamente enamorada de el. Seguía colada por él el día en que se dio cuenta que, sin saber como había venido ni por qué, ya estaba allí ese sentimiento, como el primer día de aquel beso robado en el museo, bajo la lluvia de la pérgola. Como aquel otro primer día en la discoteca, y aun no dándole importancia al día siguiente, sabía que era un antes y un después. Y ella, en el fondo de su ser, quería que así fuera. Lo gritaba a los cuatro vientos. Se lo gritaba a su cabeza y a su corazón, aunque la razón fuera una muralla más dura de derribar de lo que creía. Aunque la conciencia estuviera siempre presente, a su pesar... o no.
Y en ese momento se dio cuenta que podría hacer como que nada había pasado. Podría hacerse la dura y ni dejarle ver una lágrima cayendo por su rostro. Podría hacerse la orgullosa, aunque siempre ha creído que eso no sirve para nada. Podría hacerse la fuerte para no mostrar lo mucho que le importaba. Pero en el fondo, sabía que era como una puñalada a su corazón inestable.
Podría engañar a los demás, podría engañarle a él, podría engañar a sus amigos, a sus compañeros,... pero en aquel momento se dio cuenta que no podría engañarse a ella misma.
Vengo a leerte....siempre es grato hacerlo...saludos
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