ETERNAMENTE

De pronto, el sonido de los cubiertos y el barullo de la conversación se puso en sordina, como si alguien hubiese bajado el volumen, aunque los labios se seguían moviendo y los comensales seguían comiendo.

Empezó a fijarse uno a uno en todas las caras, como si fuera la primera vez que veía a su abu... sus tías, sus primos, sus padres... hasta su recientemente llamado marido estaba sentado a la mesa. Todos hablaban, reían... su corazón se llenó de gratitud. Se dio cuenta de lo afortunada que era por estar viviendo ese instante, rodeada de su familia, todos juntos un año más.

Era tal el estado de paz y felicidad que una banda sonora se empezó a escuchar de fondo en su cabeza.

Lo había visto muchas veces en las películas, pero esperaba que esa película durase muchos años más.