SU LUGAR FAVORITO

Otra vez se encontró a ella misma diciendo que ese era uno de sus lugares favoritos. Esos lugares mágicos en los que el mundo se detiene, las peleas, la tristeza y las desgracias no van con ella. Solo siente paz y tranquilidad. Sabe que ahí nada ni nadie podrá hacerle daño. Sabe que ahí está más expuesta que nunca y sin embargo será intocable... Y aun así un mínimo atisbo de nostalgia asomó por la curvatura de sus cejas.
De entre todos los lugares, ella tenía uno que era el mejor de los lugares perfectos. Si alguien estuviera aprendiendo la lengua española, le dirían que a un adjetivo no cuantificable no se le puede poner otro que vuelve a ser, además, no cuantificable. Pero sinceramente, las reglas de la gramática ahora mismo le traían sin cuidado. Ese era el mejor y más perfecto de entre todos los perfectos lugares. Ese lugar calentito y acogedor con una temperatura constante, una suave piel y un latido de corazón de fondo con el que puedes contar sabiendo que nunca te va a dejar, que nunca se va a detener, que nunca se va a alejar... ese era su lugar más favorito de todos: esos pocos centímetros de cama al rededor de su cuerpo.

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