CHOCOLATE PROHIBIDO

La sinvergonzonería de las copas ya quedó muy atrás. Esas palabras sinceras salen como las montañas de hielo desprendidas de la Antártida por el calor más agonizante de Australia.
Incontenibles, imposibles de esconder... Incontrolables.
Ojalá me diera igual la gente, ojalá me dieras igual tú.

Como una niña pequeña pillada comiendo chocolate a escondidas.

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