EL VIAJE

Esa vez, los pinares eran diferentes.

No habían cambiado los árboles, ni las tierras de campos de trigo. 
No habían cambiado los labreros ni las casas de piedra. No había cambiado el color de la tierra ni el frío de finales de enero, salpicando de nieve la montaña.

Ni las rapaces, que se seguían posando como siempre en las ramas, buscando ratoncillos.

Había cambiado su rostro. El rictus de su semblante, tranquilo, en paz. 
Había cambiado la luz de sus ojos. La sonrisa de su alma.

Había cambiado él.

Comentarios

  1. A veces nos nos damos cuenta de que los que cambiamos somos nosotros, todo cambia, el clima con su estación, hasta el amor cambia la mirada.
    Para reflexionar sobre los cambios.
    Feliz tarde de domingo.
    Un abrazo.

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  2. Las cosas raramente cambian, nosotros el ser humano si. Un viaje hacia un destino que se desconoce.
    Un abrazo.

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