SU PIEL

Por esa arruga corre la sal y el levante. Las decisiones repentinas y su vitalidad desvaneciéndose.

En esta otra se ve el letal primer amor, años después envuelto en halos de mentiras y engaños. Sorprendentemente sin sorpresa.

En esta otra se puede ver el autoestima corriendo río abajo y la mano que agarra el pintalabios rojo y los tacones de aguja. 

Estas cicatrices, sin embargo, pintarán sus manos durante años, de cariño y amor desinteresado. De aquellas almas que, aún abandonadas, no saben hacer otra cosa que agradecer. Y a las que ella les agradece el camino de vuelta.

Las estrías le salieron cuando estaba plena. Cuando tenía todo lo que amaba, pero todo lo que amaba se fue quedando pequeño.

Se mira al espejo y allí está, con sus arrugas, cicatrices y estrías sonriéndole a lo que esté por venir. Señalando ese trocito de piel todavía sin escribir.

Llena de recuerdos. Llena de lecciones.