QUE VIVA LA IGNORANCIA

Ya no sabe qué pensar. No sabe cómo dirigir sus pensamientos. El problema es que desde pequeños les han enseñado a ser borreguitos. Ovejas que siguen el pensamiento de otra persona porque es lo que todo el mundo hace, o porque desde pequeños les han inculcado ese pensamiento y ahora lo ven como lo más razonable.

Ella quiere aprender a pensar por sí misma. No sabe por qué tiene que ser tan difícil tomar una decisión, elegir una postura. El problema es que siempre tiene que ponerse de parte de los dos y, coño, tiene que comprenderles. Siempre encuentra algo que justifique sus respectivas acciones y algo reprochable por parte del otro. ¿Por qué narices tiene que ponerse siempre en el lugar del otro y por qué narices tiene que ser tan comprensible?.

Alguna vez le gustaría ser comprensible a su favor. Pero, desgraciadamente, comprender no es solucionar los problemas. Solucionar es decidir, y ella no quiere decidir, no sabe decidir. No puede decidir sin ver el daño que le hace a la otra persona. No puede posicionarse. Es igual que cuando alguien le pregunta a su padre: ¿A quién quieres más, a mi o a mi hermano?. Ahora se ha dado cuenta de la estupidez de esa pregunta. Ese amor no es excluyente, ese amor es incondicional. Ese amor tiene en cuenta imperfecciones, tiene en cuenta manías y tiene en cuenta los buenos y los malos días. 

Ojalá pudiera ser más frívola. Ojalá le pudiera dar igual los sentimientos de los demás. Ojalá no se supiera poner tan bien en la piel del de en frente. 

Dicen que la ignorancia da la felicidad... Pues quiero vivir en la ignorancia para siempre

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