LA VIDA ES CORTA. Y YO QUIERO VIVRLA

Por fin siente los hombros gachos. Intenta pensar en las cosas tristes que ha tenido últimamente en la cabeza, pero ya no lo siente. Ya no quiere llorar. Ya no tiene la nostalgia a flor de piel. Ya no le invade ese sentimiento de melancolía que le llevaba a un mundo paralelo durante horas. 

No sabe si ha sido porque por fin lo ha oído de su boca. No sabe si ha sido porque, de alguna forma, ha decidido pasar página. Haya sido como haya sido, por fin, algo se ha cerrado en su interior.

De la nada han aparecido aguja e hilo. De la nada se ha limpiado la sangre y la herida ya no supura. Ya no duele. Poco a poco va sanando el vacío que siempre queda tras llenar de sentimientos un pedacito de ti. Poco a poco puede mirarlo a los ojos con amor. Con agradecimiento por lo que ha pasado, y con compasión. Por fin puede hasta comprenderle. Por fin no le culpa. Por fin lo está superando. No digo que todo sea maravilloso, ni que esté todo olvidado y seguro en el pasado, pero los momentos de desgarro ya han pasado. Pues si, claro que le echa de menos. Claro que estos días en su tierra natal han estado cargados de recuerdos... bueno no. No han estado cargados de recuerdos. Simplemente han estado. Ya está. Se ha acordado de el, si. Pero sabe que ya no hay vuelta atrás. Ya no queda nada de lo que hubo, sobre lo que se basaba la relación. Eso ya no existe, y no vamos a llorar por algo que jamás volverá. La vida es corta. Y yo quiero vivirla.

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