DESPEGANDO

- Solo te faltan alas para volar - le decía mientras su mirada, sus palabras y hasta el aire imantado entre medias les dejaba a una distancia que luchaban por no acortar, pero tampoco había manera de agrandar. 


El fuego chispeante corría por sus ojos y el ave fénix dejaba entrever sus plumas azuladas por debajo de la manga. A pesar de los pesares, allí estaba ella. Fuerte. Resurgiendo del averno como el pájaro que se cree leopardo. 

Su perfume ondeaba en el viento y el carmín no le hacía falta para que por su boca saliera la presencia que no se podía ocultar. 


Porque una vez le dijeron que no era carne de segunda fila.


Y se lo creyó.

Comentarios

  1. Dejemos pues que esas alas la eleven a lo más alto de la colina y desde allí vuele mucho más . Muy bonito . Un abrazo.

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  2. Pues a volar, pues el querer es poder, o al menos, el impulso que se necesita. Besos :D

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