LA LLAVE MAESTRA
Ella tenía ese don.
Era capaz de cerrar las compuertas de su mente. Salir y entrar como si tuviera la llave maestra.
Cuando abría una puerta, se estiraban los brazos coloridos como si de un blandiblu arcoiris se tratase. Como brazos de gelatina que se expandían con curiosidad. Luego los recogía con cuidado y se encogían al resguardo, cálidos.
Ella tenía ese don.
El problema es que Esa puerta tenía grietas. Estaba ajada de haberla intentado cerrar a la fuerza y la cerradura ya no encajaba del todo. Con dificultad la conseguía cerrar, pero esos brazos tenían vida propia y salían cuando otros los convocaban... también a su antojo. No eran como los demás... esos brazos pegajosos eran grises e inundaban su mente con demasiada rapidez.
Qué se creerían... ¿que eran pájaros para volar?
La puerta de la vida y de la mente, por muy bien que esten siempre hay grietas que hay que tapar.
ResponderEliminarUn besote.