ESTRELLAS
Ahí estaban, sobre sus cabezas. Y aún así, difíciles de ver, difíciles de vislumbrar. Tocando las estrellas bajo esa galaxia de hormigón y cemento. Creando un micro universo lleno de confianza y tranquilidad. Sabiéndolo imbatible por nadie. Sabiéndolo blindado para el exterior.
Dejándose llevar por sus instintos, que no eran salvajes ni primitivos, sino tornados de caricias y besos inocentes. Con ese susurrar en la piel y ese cosquilleo en la nuca. Esos dedos sobre sus mejillas que congelaban cada molécula.
Allí, sobre su pecho, notaba sus brazos suaves pero firmes. La cadencia de su corazón se tornaba nuevo para ella. Su mano buscaba la suya como hacía tiempo que había perdido la costumbre. Su mirada no era capaz de encontrar ese azul cristalino tan transparente como sincero. Sus brazos, cruzados entre los dos, intentaban delimitar la expansión del corazón, como cuando se intenta con todas las fuerzas sujetar en un puño el agua del manantial.
Sus dedos recorrían cada vena, notando el palpitante cuerpo silencioso e inmóvil, pero alerta. Robando los besos que no fueron correspondidos con labios sino con trocitos de muro derruido.
Y allí, acariciando su nariz y su frente, cogió el relevo. Hablándole a unas mejillas sonrojadas sus almas se encontraron.
Y la naturaleza, hizo el resto.
Qué maravilla. No puedes imaginar lo que disfruto leyendo tus textos. Besos :D
ResponderEliminarUna preciosidad de entrada, con esa introducción tan poética, que conduce a que la naturaleza muestre su mejor versión.
ResponderEliminarUn abrazo