LA INSPIRACIÓN
A veces la serenidad llega a su tacto. Inunda su piel y la quietud de su rictus. Se le congelan las yemas de los dedos y el aire se paraliza. Entra y sale el aire por sus pulmones, pero nada más. El mundo se desvanece a su alrededor.
La inspiración hace tiempo que se ha ido, pero ella se niega a verlo marchar por la puerta, con su lánguido cuerpo y esas manos siempre cálidas. Siempre dispuesto a teorizar sobre el universo o sobre los granos de arroz. Congelando las horas de la noche y adelantando el reloj a su antojo. Qué caprichoso.
Pero si, la inspiración hace tiempo que ya se ha ido y, por mucho que lo quiera atrapar entre sus dedos, es imposible. El aire no se puede tocar. La inspiración ha elegido por los dos, y solo puede darle las gracias por acompañarla en su camino, por impulsarla y llevarla de la mano. Por dejarla marchar cuando ella sola no es capaz de hacerlo.
Las palabras no salen por su boca, pero deja el curso del agua que corra, libre y salvaje. Como el curso natural de la vida.
Como el curso natural de la inspiración.
Cuando la inspiración se va es mejor aceptar que se a ido, aveces vuelve, en otras jamás ..... Saludos amiga.
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