LITERALIDAD VITAL

Su mano sale por la ventana como las canciones que no pueden más que evaporarse con el aire gélido de enero. Como si fuera su estado natural. Bailando al tango del viento. Al fondo, la luz del horizonte se une a la silueta de las montañas, a la forma de los árboles solitarios. Como un páramo frío, dentro de un vergel natural.


Las palabras ya no son suyas, se están resguardando al calor de la chimenea. Tímidas pero atrevidas, chisporrotean como la ceniza de encina que quedó atrás.


Su mirada se pierde en las manos que quieren aprenderse de memoria las huellas dactilares de su pecho, y los lunares de sus constelaciones. En las horas de la madrugada y en la oscura noche llena de luces estrelladas. En el olor a café solo, y arroz. En la sintaxis de sus sueños y en la morfología de sus caricias. Su piel se pierde en las vibraciones de sus recuerdos.


Y así pasó el fin de semana, en el extremo más alto de ese paréntesis abierto.


Comentarios

  1. Lindísimo post, donde las palabras dejan de tener dueño y jaula, y viven, en el aire que el viento lleva.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Libertad absoluta de letras bailando entre la página... sueños y melodía.
    Abrazos!!

    ResponderEliminar
  3. Bello tu sentir, saludos a la distancia.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario